miércoles, 12 de octubre de 2011

Igualdad constitucional, desigualdad legal.

Tras un juicio seguido en el TSJA por prevaricación contra un juez de familia de Sevilla, deduzco varias cosas.

Primera, que hay muchos profesionales juristas que consideran la legislación "de género" una aberración. Les entiendo perfectamente. El principio de igualdad de nuestra Constitución exige que si un hombre le pega a una mujer por una causa o una motivación basada en la cultura de la desigualdad en el ámbito familiar tenga la misma pena que si es la mujer la que le pega al hombre por la misma motivación. Los que se ven en la obligación de aplicar dos leyes distintas según el autor de la ofensa tenga testículos u ovarios les da asco, inquina y rencor tener que obedecer, especialmente a sabiendas de que el Tribunal Constitucional español aceptó la "discriminación positiva" de la mujer por ignorancia consciente del trascendente, universal, histórico y metafísico sentido que tiene el artículo 14 de la Carta Magna.

Segunda: Esos mismos profesionales, junto a otros de otras ramas como la sociología y la política, sospechan que la legislación actual no coopera a la equiparación de los derechos y obligaciones reales de los unidos en sentimental pareja, sino que exalta la desconfianza entre los miembros de la unión pues sabiéndose uno menos protegido legalmente que el otro toma medidas precautorias y defensivas tales como no compartir el patrimonio ni asumir el compromiso de convivencia.

Tercera. Permanece semi-oculto el dato, al parecer lamentable, de denuncias femeninas falsas interpuestas por conveniencia (en la negociación de rupturas), por desamor, por odio, por recomendación de letrados sin conducta deontológica alguna, o por celos. Existe una reacción profesional generalizada ante las medidas  que la ley obliga a tomar contra el presunto agresor que exceden su condición procesal de mero acusado y le sitúan en la de condenado sin sentencia.

Cuarta. Existe un descrédito no mensurable en la eficacia, utilidad y justicia del sistema elegido para la persecución de los delitos de género. Cuando el descrédito corroe a las instituciones, sálvese quien pueda, porque el mecanismo deja de funcionar y la avería se enquista sin que pueda arreglarse en mucho tiempo. Esto también se llama "paso atrás".

Arbolcom.

No hay comentarios:

Publicar un comentario