domingo, 11 de diciembre de 2011

Hambre en el centro de Granada.

Sentado en una terraza con un amigo y sendos refrescos, se acerca un joven borracho o drogado y nos pide dinero. Consigue poco o nada y, mirando la mesa, pide permiso para coger lo que aún queda en el plato, una rebanada de pan y un trozo, mordido, de tortilla. Dice que tiene hambre y se lo come. Hasta ahora, nunca había visto el hambre. En 50 años, siempre he comido por gusto, nunca por necesidad. Y todos a mi alrededor, también. Salvo este joven que se alejó masticando a dos carrillos lo que a mí me había sobrado, al mismo tiempo que se balanceaba de pared a pared completamente ebrio. Me quedé pensando... tengo que hacer algo, quizá podría empezar redactando un blog.

Arbolcom.

Miércoles, 31 de agosto de 2011, calle Navas de Granada. 9:30 de la noche.
Post scriptum. A ese joven no sólo hay que darle de comer, es más importante incluso, que recupere la esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario