jueves, 20 de diciembre de 2012

Privilegio y clasismo


(El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial dice en una entrevista radiofónica que no le parece bien tener que viajar en “clase turista”)

Son dos problemas distintos. Me explico: Un problema es quien lo paga (privilegios) y otro en qué sitio y condiciones viaja (clasismo).

El primer asunto consiste en la frustración que sufre el jerarca porque, aunque puede pagar el mejor sillón de su bolsillo, quiere que se lo financiemos entre todos. Esto es un problema de privilegios sí, o privilegios no.

Pero el otro problema que plantea el pollo es que se lo merece  por “razón de la dignidad de su cargo”, es decir, por clasismo.

Realmente, si no hubiera vagones, billetes y precios distintos, no podría pedirlo, pero es que los hay. Los servicios públicos tienen clase pobre y clase rica porque la sociedad es clasista. Existe la convicción o el consenso de que no todos somos iguales a la hora de vivir más o menos bien. Esta idea, además, es compartida por el que diseña el vagón, quien lo explota, quien compra sus billetes y quien no protesta por la discriminación, “tácitamente asumida”, es decir, por todos.

Conclusión: Hay que pagarle lo que gaste en viajar por razón de su cargo, y hay que erradicar las “clases” sociales, ya que nadie, ni el más alto servidor del Estado, merece distinto trato que el más humilde de los gobernados.

Arbolcom.

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