viernes, 7 de marzo de 2014

Los toros.

(El Juli va a ser contratado como profesor y conferenciante universitario. La noticia indigna a los antitaurinos).

Extraído de www.taringa.net
Momento en el que la muerte se te mete en el cuerpo
Yo iría a sus clases y explico porqué. El Juli acreditó de novillero un conocimiento enciclopédico de las suertes taurinas, de la historia y de las trastiendas existenciales que hay tras la fiesta nacional. Quizá le conceden el honor de enseñar sólo por reconocer que la cultura es libre y que la tauromaquia, aún hecha comercio y negocio, es un caso único en la antropología universal como metáfora filosófica de la existencia, sólo equiparable, desde este punto de vista al sumo japonés.

Pero aunque el sacrificio del toro haya devenido repugnante a la luz de la moderna y acomodada sociedad, entender sus raíces etnográficas y su función religiosa o mítica sigue siendo un conocimiento respetable como investigar los sacrificios humanos mayas, o los fundamentos ideológicos de la ablación. Saber que vamos a morir es lo que, según Arsuaga, hace humanos a los prehomínidos. Teatralizar la muerte, convocarla en una ceremonia, aplicarla ritualmente a otros, zafarse de ella es una aspiración de todo ser humano que quiera trascender de su naturaleza mortal. Si eliminamos la tauromaquia seguirá existiendo la ruleta rusa y la ansiedad por superar el inevitable trance. Lo que en los toros y en otros deportes, costumbres o tradiciones subyace no es matar o dañar a nada ni a nadie, sino sentirse superior al resto de los mortales por saber esquivar la muerte. Aunque quitemos la tauromaquia, la prueba para demostrarte a tí mismo que eres humano será otra. Pero en todo caso la posibilidad de morir tiene que estar presente y ser real. Quizá por eso le dan un puesto de profesor al Juli. Quizá sus alumnos sólo quieran aprender a convivir con la muerte, a esquivarla y a entender que ha de llegar, pero no cuando ella quiera.

Arbolcom

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